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LA HORTICULTURA TERAPÉUTICA EN EL PERÚ

Mi relación con las plantas comenzó a los ocho años. Después de perder abruptamente a mi padre a causa de una aneurisma cerebral, encontré consuelo en el jardín de mi abuela. ¡Había tantas especies de plantas y flores en ese jardín de 6,000 metros cuadrados! Pronto comencé a aprender los nombres y apellidos de las plantas, así como sus preferencias. Me maravillaron las formas, las texturas y los olores de las hojas y las flores, que me inspiraron a traer la naturaleza a la casa creando arreglos florales para cada habitación de nuestra casa. ¡Pero el mayor placer para mí era regar las plantas, ver las hojas sin rastro de polvo y el olor de la tierra húmeda!


Pasó el tiempo y estaba claro para mí que tenía que hacer mi carrera en un campo relacionado con las plantas. Estudié Biología y Ciencias Ambientales en la American University en Washington DC. Cuando regresé a Perú obtuve mi primer trabajo en el Centro Internacional de la Papa como asistente científico, al mismo tiempo que estudiaba una Maestría en Mejoramiento Genético de Plantas.


Después de 6 años de trabajo de laboratorio, comencé una empresa dedicada a la producción de lechugas para los supermercados del Perú. Durante los siguientes 25 años adquirí conocimiento y experiencia en agricultura, manejo integrado de plagas, buenas prácticas agrícolas y aseguramiento de la calidad e inocuidad alimentaria. Pero mi amor por las plantas era demasiado fuerte, así que mantuve mi conexión con ellas a través de proyectos de paisajismo y diseño de jardines.


¡En 2010 descubrí la práctica de la horticultura/jardinería terapéutica! Me puse en contacto con el Instituto de Horticultura Terapéutica de Estados Unidos e inicié la formación para obtener el Certificado en Horticultura Terapéutica. Obtuve mi Certificado en 2016



Entre 2011 y 2013 comencé un pequeño programa en un Centro de Rehabilitación para pacientes con abuso de sustancias tóxicas (cocaína, marihuana y alcohol) y pacientes con depresión en Lima. Las edades de los pacientes oscilaban entre los 14 a 30 años. Durante ese corto período de tiempo, evidencié el poder de las plantas para cambiar la vida de las personas, especialmente en dos pacientes. Un paciente masculino, de 30 años, diagnosticado con depresión severa. La primera vez que lo conocí no hizo contacto visual y respondió con monosílabos. Tres semanas después de asistir al programa, era una persona completamente diferente: tenía los ojos brillantes, pedía tareas de jardinería y estaba ansioso por aprender más técnicas de jardinería. Después del alta, comenzó un negocio de plantas en el extranjero , cambiando sus intereses de economía a las plantas.


La otra paciente era una adolescente de 18 años, diagnosticada con depresión y consumo de marihuana. Después de 6 meses de asistir al programa de Horticultura Terapéutica con cambios de humor y autolesiones, noté algo que le hizo a la planta que había adoptado que me hizo pensar que algo realmente serio estaba pasando con ella. Ese fue un punto de inflexión en su tratamiento: finalmente pudo hablar sobre lo que realmente la estaba afectando.


Esas dos experiencias me hicieron darme cuenta que quería dedicar el resto de mi vida a ayudar a las personas a través de una de mis pasiones: las plantas.

Desde 2014 me dedico a crear conciencia en nuestra sociedad sobre los beneficios de la Horticultura/Jardinería como modalidad de terapia, a través de talleres de jardinería y programas cortos para grupos específicos como: niños con cáncer, niños institucionalizados, personas con problemas de salud mental, personas con esclerosis múltiple, niños con trastornos del desarrollo ( autismo, síndrome de down) o niños quemados, entre otros. Hemos creado el Instituto de Horticultura Terapéutica del Perú cuya misión es formar a otros profesionales de las carreras de Terapia Ocupacional, Psicología, Salud Mental, Educadores y Docentes, Terapia Física y Rehabilitación, y Agronomía principalmente, con el fin de difundir esta modalidad de terapia complementaria en el país.


Crear conciencia en un país donde no existe la carrera en horticultura y donde a muchos profesionales no les gusta que los saquen de su zona de confort es difícil pero no imposible. Lleva tiempo hacerles comprender que la horticultura/jardinería como terapia es su aliada, que las actividades de jardinería sirven como una herramienta para facilitar su trabajo. Tenemos que usar el atributo más valioso que tienen los jardineros: la paciencia.


En octubre de 2018 se me encargó el diseño de un Jardín Sanador y un programa de Horticultura Terapéutica para el Puericultorio Pérez Araníbar, en Lima, Perú. Fue un gran desafío debido a las condiciones del lugar, que estaba en estado de abandono (ver fotos) y el presupuesto era limitado. Después de 4 meses de planificación y lluvia de ideas, el diseño estaba listo. La implementación tuvo lugar en abril de 2019. Un equipo de 130 jóvenes voluntarios se encargó de plantar, pintar paredes, crear un espejo de agua, una pared verde, quitar piedras y decorar, bajo mi dirección. El trabajo se realizó en 5 días. El jardín fue bautizado por los niños institucionalizados como el " Jardín de los Sueños".


Lugar para el Jardín Sanador – marzo 2019

Jardín Sanador implementado – Abril 2019

Jardín Sanador implementado – Abril 2019


Una semana más tarde empezamos a trabajar con 40 niños institucionalizados, de edades comprendidas entre los 5 y los 14 años . La frecuencia de nuestro programa es dos veces por semana. Trabajar con niños institucionalizados es un gran desafío. La mayoría de los niños han sido separados de sus padres debido al abuso físico y / o psicológico. Esta situación ha producido graves problemas emocionales y de comportamiento en los niños. El objetivo principal del Jardín Sanador es ayudarlos a canalizar sus emociones: ira, miedo, tristeza, agresividad, falta de atención y conducta disruptiva a través del amor y del cuidado de las plantas.


Antifaz de pétalos – estimulación creativa

Después de la primera sesión caótica en la que trabajamos con grupos de 10 niños cada 30 minutos durante 2 horas , decidimos reestructurar la dinámica para la siguiente sesión. Necesitábamos enseñar a los niños que habían "Reglas del Jardín" que debían seguirse y que además debíamos "calmarlos" antes de ofrecerles la actividad planificada. Todos los niños y niñas establecieron las reglas del jardín y luego se imprimieron en un gran banner. Las leemos al inicio de cada sesión. Para "calmar" sus espíritus, utilizamos una técnica de respiración, que los lleva al momento presente, les permite escuchar instrucciones y metáforas y participan en la actividad planificada en modo "calma". Además de estas dos estrategias, hemos instalado 4 mesas separadas que nos ayudan a trabajar con grupos de niños más pequeños.

Creando “amigos del jardín”


En cada sesión tenemos un "plan B", para aquellos niños que no participan en la actividad desde el principio. Este "plan B" consiste en crear ramilletes de hierbas aromáticas. Estimular el sentido del olfato, especialmente en niños con estas características, tiene un efecto poderoso, así como trabajar la tierra.


Han pasado varias semanas y estamos comenzando a ver resultados: los niños están más tranquilos, orgullosos de su trabajo en el jardín y están comenzando a mostrar el mismo amor y respeto hacia las plantas que nosotros les hemos enseñado. Algunos de ellos están orgullosos de mostrarles a sus hermanos el mismo amor y respeto. Saben que su " Jardín de los sueños" es un entorno no amenazante, donde se sienten seguros, orgullosos y donde tienen el control. Los niños se están dando cuenta del poderoso efecto de la jardinería como una herramienta para canalizar sus emociones.


Nuestro próximo desafío es crear “Teepees o Casitas simbólicas” de ramas de sauce para que los hermanos institucionalizados "cultiven" una relación entre ellos, que perdure en el tiempo. El teepee será un lugar seguro, rodeado de plantas que serán nutridas y cuidadas con su amor. Además, adquirirán habilidades blandas como la paciencia, la tolerancia, la empatía, el trabajo cooperativo y el manejo de la frustración, así como habilidades de jardinería y de respeto a la naturaleza, que les servirán toda su vida.



En enero de 2020, se creó la Asociación Peruana de Horticultura Terapéutica y Social (APHTS), con el fin agrupar a los profesionales formados en esta práctica y establecer los estándares para una práctica eficiente y eficaz en las distintas instituciones del país. A la fecha, se han formado 14 personas del Perú y del extranjero con nosotros.

Informes sobre el Programa de Formación en Horticultura Terapéutica: info@horticulturaterapeutica.pe

Daniela Silva-Rodríguez Bonazzi – Terapeuta Hortícola

“cultivamos tu tranquilidad, hacemos florecer tus sentidos”
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